viernes, 24 de octubre de 2014

LA ERA NAPOLÉONICA

La Era napoleónica entiende el período de la llegada de Napoleón Bonaparte al poder del Consulado en 1799 y terminó con su derrota en la batalla de Waterloo y su exilio en la isla de Santa Elena en 1815.
 En este período de la historia del mundo se pueden destacar dos características principales: la consolidación de las instituciones de los Estados nacionales burgueses y la expansión del Imperio Napoleónico a otros lugares de Europa, configurándose como una amenaza para el antiguo régimen absolutista en el continente.

 El ascenso de Napoleón al poder se produjo en medio de la crisis que existió en el Directorio (1795-1799), siendo verificadas conspiraciones tanto a la izquierda, con la Conspiración de los Iguales, como a la derecha, con las acciones de los realistas. El prestigio ganado con campañas militares externas por el ejército francés en general, y el de Bonaparte en particular, colocó al emperador en ser garantía del orden interno de la nación francesa.

 El golpe de Estado contra el Directorio en el 18 brumario (09 de noviembre de 1799) representó la reacción de los girondinos, teniendo a Bonaparte al frente de la conspiración. Con el golpe de Estado, comenzaba el período del Consulado (1799-1804). En él, Napoleón Bonaparte se convirtió en uno de los tres cónsules, junto a Emmanuel-Joseph Sieyès y Roger Ducos. Pero por el hecho de ser el primer cónsul, fue Napoleón quien centralizara el poder ejecutivo, especialmente con el fortalecimiento del poder de esta posición dada por la Constitución del año X (1802).

Internamente, el objetivo era reorganizar la economía, la sociedad francesa y las nuevas instituciones de la burguesía, creando estabilidad en el país. En el plano económico, una de las principales medidas fue la creación del Banco de Francia que, controlado por el Estado, creó el franco como unidad monetaria estándar posibilitando la financiación a la industria francesa y a la agricultura. La creación de este banco central permitió todavía el control inflacionario.

En cuanto a la organización social, la principal institución burguesa creada por Bonaparte fue el Código Civil Napoleónico de 1804, que sirvió como un parámetro para varios códigos civiles nacionales. Inspirado en el derecho romano, aseguró varios principios a la burguesía liberal, como la libertad individual, libertad de trabajo, libertad de conciencia, Estado laico, igualdad ante la ley y derecho a la propiedad privada.

 Pero el código no garantizaría derechos al trabajo asalariado, prohibiendo manifestaciones y organizaciones de trabajadores, además de restablecer la esclavitud en las colonias. Bonaparte realiza reformas en la educación, con la creación de las escuelas, que aseguraron la formación de parte de los funcionarios y los oficiales del ejército, así como cursos en las escuelas de derecho, política y técnica naval.

En la relación con la iglesia católica, se celebró un Concordato con el papa Pío VII, pacificando esa relación y manteniendo la iglesia sometida al Estado francés. Numerosas obras públicas fueron realizadas, garantizando condiciones de infraestructura al país y también consolidando el apoyo dado a Napoleón por la población. Con este apoyo, fue capaz de obtener la tenencia vitalicia de poder con la Constitución del año XII, convirtiéndose en emperador de Francia. Sin embargo, el período del Imperio (1804-1815) no puede ser comparado a las monarquías del Antiguo Régimen.
El Imperio Napoleónico fue destaque por la consolidación de las instituciones de poder de la burguesía y no de la nobleza, pasando a la acción para ampliar la forma de organización social burguesa.

La expansión del Imperio Napoleónico causó enorme fricción con los otros países europeos, casi todos representantes del antiguo régimen. Se realizaron numerosas coaliciones para detener la expansión territorial francesa. YY el temor era explicado por la velocidad con la que los ejércitos napoleónicos realizaron sus conquistas.

A pesar de la derrota naval de Trafalgar, en 1805, a favor de los ingleses, los franceses lograron derrotar a austríacos, prusianos, así como llevaron a cabo el entierro del Santo Imperio Romano y en su lugar establecer la Confederación del Rin. Parte del norte de Italia ya había sido conquistada en 1801.

Los territorios de Bélgica, Holanda, España y otros Estados alemanes fueron controlados directamente por el imperio de Napoleón, o sus familiares, o incluso comenzaron a ser administrada en sistema de protectorado. Esta expansión llevó a extenderse a la parte continental de los principios liberales franceses.

 En 1806, Napoleón declaró el Bloqueo Continental contra Inglaterra, con el objetivo de debilitar económicamente el reino británico mientras que impedía las exportaciones de productos industrializados a otros países europeos y también enviar materias primas de los países del continente a la isla. Esta medida tuvo éxito inicialmente, pero allanó el camino para la debacle napoleónica. Inglaterra logró nuevos mercados para sus productos, especialmente en Estados Unidos. Ya Francia no tuvo condiciones para satisfacer la oferta británica. El bloqueo ha creado reacciones nacionalistas aún por parte de las poblaciones de los países invadidos, como en la Península Ibérica y Rusia.

 La campaña militar en este último país representó una de las peores derrotas de Napoleón. A pesar de haber enviado más de 600 mil hombres, la táctica de tierra fue devastadora. Los rusos quemaron pueblos y plantaciones como suministros posibles del rival. Además, el intenso frío de 1812 fueron determinantes para la derrota francesa. De regreso de Rusia unos 100 mil hombres supervivientes se mostraron desmoralizados.

 En 1813, Napoleón fue derrotado en la batalla de las naciones en Leipzig por la Sexta Coalición, formada por Inglaterra, Rusia, Prusia y Austria. Al año siguiente, los aliados entraron en París, y Napoleón se vio obligado a firmar el Tratado de Fontainebleau, que lo exiliaría en la isla de Elba en el Mediterráneo, haciendo perder sus derechos al trono francés, recibiendo una pensión anual de 2 millones de francos. La dinastía de los borbones fue restaurada con la adhesión de Luis XVIII. Sin embargo, en marzo de 1815, Napoleón aterrizó nuevamente en Francia con más de mil soldados como revancha militar. Fue recibido con alegría por parte de los miembros del ejército y de la población, poco simpatizantes con el nuevo régimen.


Luis XVIII huyó a Bélgica y Bonaparte asumió el trono por Cien Días. Mientras, el intento de ataque de aliados fracasó. En la Batalla de Waterloo, Napoleón fue derrotado por el duque de Wellington. Con su derrota, Napoleón fue exiliado en la isla de Santa Elena, en la costa africana, donde moriría en 1821.


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