La revolución inglesa del siglo XVII fue uno de los grandes
momentos de la Historia por varias razones. Fue una de las primeras ocasiones
en las que tuvo éxito una victoria de los poderes económicos incipientes, la
floreciente burguesía, frente a la herencia feudal y el poder incontestable del
rey en una época de formación de los absolutismos en toda Europa.
La explosión
de nuevos ideales revolucionarios, la reinterpretación de la religión y de la
relación hombre-Dios, son otras de las grandes razones que hacen de este
acontecimiento un momento emocionante como pocos en la Historia Moderna.
Veremos los principales acontecimientos políticos que llevaron a la ejecución de un rey, Carlos I, por su propio parlamento, pero no nos detendremos en la simple narración histórica, nos sorprenderemos con esos movimientos sociales “radicales”, que intentaron hacer la revolución dentro de la revolución, movimientos poco conocidos, y desgraciadamente casi nunca estudiados, pero que sin duda tienen una grandísima importancia en el plano de los ideales revolucionarios posteriores.
Hubo dos revoluciones, la que tuvo éxito y que consagró los
derechos de propiedad de la “burguesía” y su ética protestante, y la revolución
que nunca estalló, la llevada por los nuevos idealistas y que pudo haber
formado la propiedad comunal y un sistema democrático impensable para esos
años. Como suele ser habitual estos movimientos terminaron siendo aplastados.
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