jueves, 23 de octubre de 2014

La Revolución Industrial. La máquina de vapor y el ferrocarril

Las nuevas máquinas en las industrias y en el campo comenzaron a requerir nuevos tipos de energía. El vapor de agua se convirtió en la solución, sustituyendo a la fuerza de trabajo humano y animal, a las corrientes de agua y al viento como elementos motrices.

La máquina de vapor transformó el trabajo y la vida de los hombres. En 1712, Thomas Newcomen inventó una máquina para extraer el agua de las minas pero fue James Watt quien perfeccionó el invento y lo patentó en 1769.

Las primeras máquinas de vapor eran muy pesadas y solamente podían usarse fijas.

A principios del siglo XIX, en 1807, el vapor se utilizó por primera vez para impulsar barcos en el río Hudson en Nueva York. Al conseguir convertir el movimiento ondulante de las máquinas de vapor en rotario se pudo incorporar en los vehículos móviles, en la locomotora, que ha sido la aplicación más importante de la máquina de vapor.

El ferrocarril ha sido uno de los hechos más decisivos de la primera revolución industrial. Nació por el resultado de la conjunción de una serie de factores:

Máquina de vapor

(Fotografía de Nicolás Pérez)
a)     La necesidad de contar con un medio de transporte de gran capacidad, barato y rápido para trasladar el creciente volumen de mercancías y productos agrarios que las revoluciones industrial y agraria estaban generando, además del hierro y el carbón necesarios para la industria.

b)     La existencia de excedentes de capital procedentes de los beneficios generados en la agricultura, el comercio exterior y las primeras industrias. Una vez reinvertida una parte de este capital en esos sectores era necesario buscar un nuevo sector para colocar las inversiones.

c)      Las posibilidades derivadas de los progresos técnicos, como la máquina de vapor.

Se inició una serie de experimentos con modelos de locomotoras movidas a vapor hasta que George y Robert Stephenson los mejoraron y consiguieron más rapidez y potencia. En el año 1814, George construyó la primera locomotora. Después de varios ensayos, el Parlamento británico autorizó en 1821 la construcción de una vía de 13 kilómetros entre Stockton y Darlington, que comenzó a funcionar en 1825. El primer ferrocarril circuló a la velocidad de 20 kilómetros por hora.
George Stephenson

Los primeros ferrocarriles se dedicaron al transporte de mercancías, especialmente de carbón. En 1830 se inauguró la primera línea de pasajeros entre Manchester y Liverpool. De todas las maneras, a pesar de que el ferrocarril fue un gran éxito y se expandió con rapidez, generó, en su momento, una fuerte polémica porque algunos científicos y médicos consideraron que era un medio de transporte que desarrollaba una gran velocidad y que eso provocaría efectos perniciosos sobre la salud de los viajeros.

La creación de la red ferroviaria en la Gran Bretaña exigió un esfuerzo considerable: adquisición de terrenos, explanación, construcción de puentes y túneles, tendido de los raíles,  construcción de estaciones, puntos de abastecimiento de carbón, etc..

El Parlamento británico participó en la regulación del sector ferroviario examinando trazados, interviniendo en las expropiaciones de terrenos arbitrando las indemnizaciones, etc. Pero no hubo un plan sistemático para la red británica y el trazado se dejó a la libre iniciativa de las compañías ferroviarias.

El ferrocarril absorbió capitales y abarató el transporte de mercancías y personas. Por otro lado, fue un acicate para la industria porque había que fabricar locomotoras, vagones, raíles, etc.. Tenemos que tener en cuenta que, además, el consumo de hierro, acero y carbón se disparó. Así pues, el ferrocarril fue un claro estímulo para la economía británica.

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