El 2 de octubre de 1865 Maximiliano decreta que al salir del país
Benito Juárez, a todos los que se les encuentre con armas de fuego se
les considerará "gavillas de criminales y bandoleros", por lo que
deberán ser ejecutados sin previo juicio.
Así pues, a pocos días después del decreto, el Comandante Ramón Méndez,
junto con el ejército Conservador, aprehenden a los cinco primeros
rebeldes, quienes son llevados a encarcelar a Uruapan el 20 de octubre.
Tomando en consideración el recién decreto promulgado por Maximiliano,
Méndez no duda en elaborar la lista de los aprehendidos y se la envía al
encargado de fusilamientos. La lista contenía los siguientes nombres:
José María Arteaga Magallanes.
General en jefe del Ejército Republicano del Centro, fue quien dirigió
la campaña guerrillera en Michoacán, Jalisco, México y Guanajuato. No
daba descanso al ejército invasor francés y a cualquiera que no
defendiera el espíritu nacionalista y republicano del pueblo.
Carlos Salazar Ruiz.
En la Batalla del 5 de mayo se distinguió y obtuvo su ascenso a
Coronel, posteriormente recibió el grado de General por el entonces
presidente Juárez. Reconoció al general Arteaga como su jefe militar por
lo que cruzó todo Michoacán sin dar tregua al invasor. Para Salazar,
Benito Juárez era la única autoridad legítima del país.
Jesús Díaz Ruiz.
Nacido en Paracho, Michoacán, fue proclamado Coronel por su gente.
Participó en la Guerra de Reforma hasta 1861, luchando junto a la causa
liberal con la cual se identificaba fuertemente por ser gente de campo.
Con la Intervención Francesa, se unió nuevamente a la guerrilla en
defensa de la patria, como comandante en Apatzingán y Zamora.
Trinidad Villagómez.
A fines de 1859 también tomó las armas durante la Guerra de Reforma.
Durante el ataque y toma de Uruapan obtuvo el grado de Coronel por parte
del ejército republicano. Sus ideales y principios fueron el amor a la
Independencia y a la autonomía de la nación.
Juan González.
Patriota nacido en Texcoco, llegó a Michoacán con la guerrilla del
Coronel Francisco Hernández en 1864. Fue fraile Mercedario del Convento
de México por lo que murió como sacerdote. Originalmente, su lugar sería
ocupado por José Vicente Villada pero a este le perdonaron la vida de
último momento al canjearlo por un grupo de belgas.
La noche de su llegada a Uruapan se les hizo saber que serían "pasados
por las armas" al siguiente día (no se debía esperar más por órdenes del
Imperio) y con esta noticia cada uno escribió una carta de despedida.
Hacia las seis de la mañana del día 21 de octubre de 1865 fueron
llevados por el pelotón del General Wenceslao Santa Cruz a espaldas del
Parián; se les ordena poner las vendas a lo que Arteaga responde
fuertemente "¡sin venda!", al tiempo que Salazar se descubre el pecho y
grita "¡Aquí, traidores!" y sin más, terminaron con sus vidas.
El Ejército del Centro fue vencido dieciséis veces por los franceses,
mismas que le valió para poner fin al imperio de Maximiliano y a la
restauración de la República.
El 21 de octubre de 1891 se colocó la primera piedra para la
construcción de "Monumento a los Mártires de Uruapan" con un costo de
10,368 pesos, el cual fue inaugurado en agosto del 1893 y en donde cada
año se les rinde honores.
El 2 de octubre de 1865 Maximiliano decreta que al salir del país
Benito Juárez, a todos los que se les encuentre con armas de fuego se
les considerará "gavillas de criminales y bandoleros", por lo que
deberán ser ejecutados sin previo juicio.
Así pues, a pocos días después del decreto, el Comandante Ramón Méndez,
junto con el ejército Conservador, aprehenden a los cinco primeros
rebeldes, quienes son llevados a encarcelar a Uruapan el 20 de octubre.
Tomando en consideración el recién decreto promulgado por Maximiliano,
Méndez no duda en elaborar la lista de los aprehendidos y se la envía al
encargado de fusilamientos. La lista contenía los siguientes nombres:
José María Arteaga Magallanes.
General en jefe del Ejército Republicano del Centro, fue quien dirigió
la campaña guerrillera en Michoacán, Jalisco, México y Guanajuato. No
daba descanso al ejército invasor francés y a cualquiera que no
defendiera el espíritu nacionalista y republicano del pueblo.
Carlos Salazar Ruiz.
En la Batalla del 5 de mayo se distinguió y obtuvo su ascenso a
Coronel, posteriormente recibió el grado de General por el entonces
presidente Juárez. Reconoció al general Arteaga como su jefe militar por
lo que cruzó todo Michoacán sin dar tregua al invasor. Para Salazar,
Benito Juárez era la única autoridad legítima del país.
Jesús Díaz Ruiz.
Nacido en Paracho, Michoacán, fue proclamado Coronel por su gente.
Participó en la Guerra de Reforma hasta 1861, luchando junto a la causa
liberal con la cual se identificaba fuertemente por ser gente de campo.
Con la Intervención Francesa, se unió nuevamente a la guerrilla en
defensa de la patria, como comandante en Apatzingán y Zamora.
Trinidad Villagómez.
A fines de 1859 también tomó las armas durante la Guerra de Reforma.
Durante el ataque y toma de Uruapan obtuvo el grado de Coronel por parte
del ejército republicano. Sus ideales y principios fueron el amor a la
Independencia y a la autonomía de la nación.
Juan González.
Patriota nacido en Texcoco, llegó a Michoacán con la guerrilla del
Coronel Francisco Hernández en 1864. Fue fraile Mercedario del Convento
de México por lo que murió como sacerdote. Originalmente, su lugar sería
ocupado por José Vicente Villada pero a este le perdonaron la vida de
último momento al canjearlo por un grupo de belgas.
La noche de su llegada a Uruapan se les hizo saber que serían "pasados
por las armas" al siguiente día (no se debía esperar más por órdenes del
Imperio) y con esta noticia cada uno escribió una carta de despedida.
Hacia las seis de la mañana del día 21 de octubre de 1865 fueron
llevados por el pelotón del General Wenceslao Santa Cruz a espaldas del
Parián; se les ordena poner las vendas a lo que Arteaga responde
fuertemente "¡sin venda!", al tiempo que Salazar se descubre el pecho y
grita "¡Aquí, traidores!" y sin más, terminaron con sus vidas.
El Ejército del Centro fue vencido dieciséis veces por los franceses,
mismas que le valió para poner fin al imperio de Maximiliano y a la
restauración de la República.
El 21 de octubre de 1891 se colocó la primera piedra para la
construcción de "Monumento a los Mártires de Uruapan" con un costo de
10,368 pesos, el cual fue inaugurado en agosto del 1893 y en donde cada
año se les rinde honores.
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