martes, 27 de enero de 2015

LA DANZA MEXICANA








La deidad de la música y la danza en el México prehispánico era Macuilxóchitl, estas actividades formaban parte de la vida social y religiosa. En el Calmécac y en el Telpochcalli los jóvenes eran preparados para la danza bajo rigurosas normas.
Clavijero habla del baile pequeño y el baile grande. El primero se hacía en los palacios, en los templos o en las casas cuando había boda, el segundo en las plazas principales o en el atrio inferior del templo mayor,  la diferencia entre los dos era el orden, en la forma y en el número de los que lo componían, en el segundo solían bailar juntos muchos centenares de personas, formando dos o tres círculos concéntricos, según el número de los que concurrían, a poca distancia se formaban otros círculos de personas de clase inferior y después otros compuestos de jóvenes. 

Bailaban y cantaban a son de un tambor que tañían cantores a cuyo canto, todos los señores y viejos y gente principal respondían; a este espectáculo concurría toda la ciudad.
Los españoles combatieron toda forma de culto, pero la danza la incorporaron a las celebraciones cristianas y permitieron el baile en los atrios y en los templos e hicieron adaptaciones que se ajustarán a la nueva religión.
Las danzas autóctonas más conocidas son: “los Voladores de Papantla”, “la danza del Venado” de los yaquis, los “Acatlaxquis” de la sierra Norte de Puebla.
Los evangelizadores enseñaron algunas danzas europeas como los “Santiagos” o “Moros” y “cristianos”, las danzas de los conquistadores a diferencia de los indígenas eran para practicarse en los salones, no en lugares abiertos y con fines lúdicos, de diversión sin el tono doliente y suplicante de los bailes locales. A pesar de las precauciones una y otra corriente acabaron por influirse.


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