Pangea, una enorme masa de tierra con
forma de C y rodeada por un extenso océano llamado Pantalasa, es el
nombre de un super continente que se cree que existió hace unos 300
millones de años, formado por la unión de todos los continentes actuales
antes de que éstos fueran separados por el movimiento de las placas
tectónicas hasta adoptar la distribución actual.
Este nombre fue usado por primera vez en 1912 por el geofísico alemán
Alfred Wegener, quien llegó a esta hipótesis a partir de observar que
los contornos de los continentes encajaban entre sí como un enorme
rompecabezas además de otros indicios asombrosos como fósiles de las
mismas especies de reptiles o plantas, incapaces de atravesar océanos,
en distintos continentes, aunque su conjetura sería puesta en suspenso
como hipótesis interesante pero no probada, pues la fragmentación no
podía generar la fuerza necesaria para desplazar las masas, lo que se
solucionó en la década de los 60 con una de las teorías más
revolucionarias e impactantes de las Ciencias de la Tierra, la teoría de
la tectónica de placas, que explica la dinámica de la superficie
terrestre, en constante movimiento debido a la liberación de calor del
interior de la Tierra.
Pangea comenzó a fragmentarse hace
aproximadamente 230 millones de años, en el mismo momento en que
aparecieron los dinosaurios o “terribles lagartos”, quienes por cierto
no convivieron jamás con el hombre, pues nosotros aparecimos unos 60
millones de años después de su extinción probablemente debida al impacto
de un meteorito en lo que hoy es Méjico, donde se ha encontrado un
cráter de más de 180 Km de diámetro, que habría causado varios
megatsunamis, incendios, terremotos globales y un trascendental cambio
climático, pues una colosal nube de polvo habría impedido la llegada de
los rayos de sol a la tierra durante más de una década, disminuyendo la
temperatura drásticamente y provocando extinciones en masa, teoría
aceptada ampliamente pero no de manera universal.
La fragmentación de Pangea dio lugar
primero a dos continentes, Laurasia al norte y Gondwana al sur
continuando la deriva hasta formarse los que hoy conocemos. Pero el
movimiento es imparable, África avanza hacia Europa, el mar mediterráneo
terminará por desaparecer, el océano atlántico se está ensanchando y
quien habite la tierra para entonces podrá ir andando desde América
hasta África, en la tendencia natural a la unión de nuevo de todas las
masas de tierra emergida en una sola, ciclo de unión-desunión que
continuará hasta que el sol sea lo suficientemente grande para devorar a
la Tierra pero, tranquilos, las placas sobre las que descansan los
continentes se mueven a la misma velocidad que crecen las uñas de las
manos.
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