INTRODUCCION
El origen de los satélites
artificiales está íntimamente ligado al desarrollo de
los cohetes que fueron creados, primero, como armas de larga
distancia; después, utilizados para explorar el espacio y
luego, con su evolución, convertidos en instrumentos para
colocar satélites en el espacio.
Las actividades en el espacio, incluyendo la tecnología ,
se remontan a tiempos muy remotos, cuando el hombre
empezó a medir los movimientos de las , dando
origen a una de las ramas más antiguas de la ciencia, la
Mecánica Celeste. Mucho después, se
empezaron a realizar los primeros cálculos
científicos sobre la tasa de velocidad
necesaria para superar el tirón gravitacional de la
Tierra.
SATELITE ARTIFICIAL
Un satélite artificial es un
satélite creado y puesto en órbita por el ser
humano.
El Sputnik I, lanzado por la URSS en 1957, fue el primer
satélite artificial. En la existen numerosos
satélites artificiales que orbitan alrededor de la
Tierra y en
torno a otros
planetas del
Sistema
Solar.
Los satélites artificiales se utilizan para
múltiples tareas:
- Satélites de telecomunicaciones: estos satélites
se utilizan para transmitir información de un punto a otro de la
Tierra, en particular, comunicaciones telefónicas, datos o
programas
televisados. Estos últimos se difunden principalmente
por la flota Eutelsat (Hot-Bird, Atlantic BIRD 3, W1,2,3...) y
la flota SUS -Sociedad Europea de Satélites-
(Astra 1 y 2).
El primer satélite de , el Telstar 1, se puso en órbita en 1962. La primera transmisión de televisión vía satélite se llevó a cabo en 1964. Satélites geoestacionarios: El periodo orbital de los satélites depende de su distancia a la Tierra. Cuanto más cerca esté, más corto es el periodo. Los primeros satélites de tenían un periodo orbital que no coincidía con el de rotación de la Tierra sobre su eje, por lo que tenían un movimiento aparente en el cielo; esto hacía difícil la orientación de las antenas, y cuando el satélite desaparecía en el horizonte la comunicación se interrumpía. Existe una altura para la cual el periodo orbital del satélite coincide exactamente con el de rotación de la Tierra. Esta altura es de 35.786,04 kilómetros. La órbita correspondiente se conoce como el cinturón de Clarke, ya que fue el famoso escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke el primero en sugerir esta idea en el año 1945. Vistos desde la tierra, los satélites que giran en esta órbita parecen estar inmóviles en el cielo, por lo que se les llama satélites geoestacionarios. Esto tiene dos ventajas importantes para las comunicaciones: permite el uso de antenas fijas, pues su orientación no cambia y asegura el contacto permanente con el satélite.
Los satélites comerciales funcionan en tres
bandas de frecuencias, llamadas C, Ku y Ka. La gran
mayoría de emisiones de televisión por satélite se realizan
en la banda Ku.
Satélites de órbita baja:
Como hemos dicho, los satélites con órbitas inferiores a
36000 Km. tienen un período de rotación inferior
al de la Tierra,
por lo que su posición relativa en el cielo cambia
constantemente. La movilidad es tanto más rápida
cuanto menor es su órbita. En 1990 Motorola puso en
marcha un proyecto
consistente en poner en órbita un gran número de
satélites (66 en total). Estos satélites,
conocidos como satélites Iridium se colocarían en
grupos de once
en seis órbitas circumpolares (siguiendo los meridianos)
a 750 Km. de altura, repartidos de forma homogénea a fin
de constituir una cuadrícula que cubriera toda la
tierra. Cada
satélite tendría el periodo orbital de 90
minutos, por lo que en un punto dado de la tierra, el
satélite más próximo cambiaría cada
ocho minutos.
- Satélites de observación terrestre:estos
satélites observan la Tierra, con un objetivo
científico o militar. El espectro de observación
es extenso: óptico, radar, infrarrojo, ultravioleta,
escucha de señales radioeléctricas... Entre
éstos se encuentran los satélites Spot, LandSat,
Feng Yun.
Los satélites de observación terrestre son satélites artificiales diseñados para observar la Tierra desde una órbita. Son similares a los satélites espías pero diseñados específicamente para aplicaciones no militares como control del medio ambiente, meteorología, cartografía, etc.
Funcionamiento
Los satélites de observación de la tierra,
se dividen, según su órbita, en satélites de
órbita baja (LEO) y satélites de órbita
geoestacionaria (GEO).
- Los LEOs varían en un rango de típicamente, 200 a 1200 Km. sobre la superficie terrestre, lo que significa que poseen periodos comprendidos entre 90 minutos y 5 horas y por lo tanto son excelentes candidatos para realizar exploraciones exhaustivas de la superficie terrestre(detección de incendios, determinación de la biomasa, estudio de la capa de ozono, etc...).
- los GEOs tienen una órbita fija a 35875 Km. de distancia, en órbita ecuatorial (lo que significa que quedan en dirección sur para los habitantes del hemisferio norte, en dirección norte para los habitantes del hemisferio sur y justo encima de los habitantes del ecuador). Además, por las características de la órbita geoestacionaria, siempre permanecen fijos en el mismo punto. Son excelentes para estudios de meteorología (Meteosat).
Los instrumentos de observación son dependen del
objeto del estudio; variando desde observación en el
espectro visible, las microondas,
etc.
La mayoría de satélites se limitan a instrumentos pasivos, esto es, a recoger la radiación ya presente, principalmente en el espectro visible. Dichos satélites van equipados con lentes similares a las de un telescopio terrestre, una cámara CCD.
La mayoría de satélites se limitan a instrumentos pasivos, esto es, a recoger la radiación ya presente, principalmente en el espectro visible. Dichos satélites van equipados con lentes similares a las de un telescopio terrestre, una cámara CCD.
CONCLUSIONES
Los satélites artificiales caracterizan la
época en que vivimos. Gracias a ellos atravesamos por una
era de explosión de información impensable unos cuantos
años atrás. Desde mediados de los años
sesenta, con la introducción de los satélites
geoestacionarios, podemos apreciar por televisión
eventos que
ocurren al otro lado del mundo casi simultáneamente. En
unos dos o tres años la red de telefonía
celular dirigida por satélite permitirá a
cualquier usuario realizar llamadas desde y hacia cualquier parte
del mundo con tarifas al alcance de todos.
Así mismo, los satélites geoestacionarios
permiten la rápida transmisión de datos que incluye
la red Internet la
cual permite, para quien este conectado, en cualquier parte del
mundo, tener acceso a una cantidad astronómica de
información sobre cualquier tópico imaginable,
enviar mensajes o sostener comunicaciones
prácticamente simultáneas con personas situadas
aún en otros continentes. Los descubrimientos
científicos realizados por satélites los ha
convertido en una herramienta poderosa para seguir penetrando y
desenterrar los secretos del universo y de
nuestro planeta.
Se espera que los telescopios del siglo XXI sean grande
satélites artificiales captando ondas
electromagnéticas en diversas longitudes de onda.
Desafortunadamente el problema de acumulación de basura
espacial seguirá creciendo pues hoy por hoy no existe una
manera práctica de recogerla o destruirla y todo hace
pensar que el ritmo de lanzamiento de satélites
aumentará.
Por ahora existen soluciones
parciales para el caso de los satélites geoestacionarios
en donde al final de su vida operativa son trasladados a una
órbita superior o inferior donde no se corre el riesgo de que
puedan chocar con otros satélites operativos. Los
países avanzados deben ser concientes de que ya es hora
que la ecología se traslade de los parajes
terrestres al espacio sideral.
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