Era Napoleónica
Con el apoyo del ejército, en 1799 Napoleón Bonaparte desconoció al grupo que estaba al frente del gobierno de Francia, lo cual propició la formación de un nuevo régimen. El poder Ejecutivo quedó depositado en tres cónsules; Napoleón Bonaparte fue designado primer cónsul.
El Consulado napoleónico aplicó una política de reconciliación nacional, restableció el culto católico u suscribió el Concordato con el papa. El gobierno francés pagaría sueldos del clero y nombraría a los obispos junto con el papa. Napoleón fue declarado posteriormente cónsul vitalicio de Francia y en 1804 el Senado lo proclamó emperador con carácter hereditario.
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