martes, 27 de enero de 2015

LA DANZA MEXICANA


SEGUNDA PARTE
En el siglo XVII las clases sociales pudientes se alteran con la contradanza, los tocamientos y contoneos que se juzgan excesivos y son reprobados, “el bolero”, “la contradanza”, “una alemanda” y “el minuet”, eran sus bailes. “El rorro”, “la jarana”, “el jarabe”, “sonecitos”, “piezas cortas”, eran animadas de entusiasmo y viveza, chispillas llenas de fuego, chiste y gracia por la población.

En plena guerra de independencia las celebraciones de ambos bandos incluyen bailes, la sociedad virreinal se estremece con el pecaminoso “vals”. El triunfo del Plan de Iguala se celebra con bailes callejeros y de salón, continúan durante el primer imperio resisten su caída y el arribo de la era republicana.

Durante la epidemia de cólera de 1833, el pueblo cantaba y bailaba “El telele”, imitando el rictus de los moribundos a causa de ese mal.
En 1840 un testimonio elogia la gracia y agilidad de las jarochas para bailar “la Bamba”.

Las polkas toman su nombre de la danza en boga, en 1847 los soldados estadounidenses bailaban con la Margaritas, en respuesta los mexicanos hicieron popular el son de “La Pasadita”.
En plena intervención francesa, los emperadores ofrecían grandes saraos donde se bailaba “la polka” y “la mazurca”. Los guerrilleros chinacos y sus mujeres en la guaridas serrana, bailaban “Adiós mamá Carlota”


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