SEGUNDA PARTE
En el siglo XVII las clases sociales pudientes se
alteran con la contradanza, los tocamientos y contoneos que se juzgan excesivos
y son reprobados, “el bolero”, “la contradanza”, “una alemanda” y “el minuet”,
eran sus bailes. “El rorro”, “la jarana”, “el jarabe”, “sonecitos”, “piezas
cortas”, eran animadas de entusiasmo y viveza, chispillas llenas de fuego,
chiste y gracia por la población.
En plena guerra de independencia las celebraciones
de ambos bandos incluyen bailes, la sociedad virreinal se estremece con el pecaminoso
“vals”. El triunfo del Plan de Iguala se celebra con bailes callejeros y de salón,
continúan durante el primer imperio resisten su caída y el arribo de la era
republicana.
Durante la epidemia de cólera de 1833, el pueblo
cantaba y bailaba “El telele”, imitando el rictus de los moribundos a causa de
ese mal.
En 1840 un testimonio elogia la gracia y agilidad de
las jarochas para bailar “la Bamba”.
Las polkas toman su nombre de la danza en boga, en
1847 los soldados estadounidenses bailaban con la Margaritas, en respuesta los
mexicanos hicieron popular el son de “La Pasadita”.
En plena intervención francesa, los emperadores
ofrecían grandes saraos donde se bailaba “la polka” y “la mazurca”. Los
guerrilleros chinacos y sus mujeres en la guaridas serrana, bailaban “Adiós
mamá Carlota”
No hay comentarios:
Publicar un comentario