Seis
ciudades que ejemplifican lo anterior son: Monte
Albán (400 a.C.-1200 d.C.)
cuyo desarrollo se dio en una región montañosa en los Valles Centrales de
Oaxaca y en su apogeo alcanzó una población de 40 mil habitantes; Palenque, Chiapas (350 d.C.-830 d.C.), fue edificada en un entorno
selvático donde —durante su auge— debieron vivir alrededor de 10 mil personas.
El Tajín, Veracruz (600-1200 d.C.) se ubicó en tierras húmedas de la Costa del Golfo, calculándose su población en 20 mil habitantes. Mientras que en el Centro de México, se estableció Teotihuacán (150 a.C.-650 d.C.) y tuvo cerca de 100 mil residentes debido —entre otras cosas— a su singular planificación urbana.
Finalmente, Tenochtitlan (1325-1521 d.C.) y Tlatelolco (1337-1521 d.C.) concentraron a por lo menos 175 mil habitantes en un medio lacustre que supieron dominar al ganar espacio al Lago de Texcoco, aprovechar la pesca y la caza, además de explotar los diversos yacimientos que el Valle de México ofrecía.
El Tajín, Veracruz (600-1200 d.C.) se ubicó en tierras húmedas de la Costa del Golfo, calculándose su población en 20 mil habitantes. Mientras que en el Centro de México, se estableció Teotihuacán (150 a.C.-650 d.C.) y tuvo cerca de 100 mil residentes debido —entre otras cosas— a su singular planificación urbana.
Finalmente, Tenochtitlan (1325-1521 d.C.) y Tlatelolco (1337-1521 d.C.) concentraron a por lo menos 175 mil habitantes en un medio lacustre que supieron dominar al ganar espacio al Lago de Texcoco, aprovechar la pesca y la caza, además de explotar los diversos yacimientos que el Valle de México ofrecía.
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