Segunda parte.
Independencia, Reforma, Intervenciones, Porfiriato y
Revolución
En la guerra de Independencia los ritmos prohibidos
se convirtieron en himnos a la insurgencia y en alegres canciones de protesta,
las letras se adaptaron con nuevas coplas como la canción de “Apodaca”. En 1821
el ingenio popular dedicó a Iturbide algunas coplas irónicas; invadieron las
mazurcas, polcas, cracovianas y redovas, la ópera tuvo la influencia del
romanticismo italiano.
En los inicios de la República fueron sonecitos y
bailables. Con la intervención norteamericana lagunas canciones aludían a las
muchachas que aceptaban invitaciones “las margaritas”; en la francesa “Mamá
Carlota” fue muy popular entre los chinacos patriotas.
En 1871 en los actos oficiales con la restauración
de la República se interpretaba la marcha “Zaragoza”; precursora del nacionalismo
fue la ópera “Guatemotzin”, de Aniceto Ortega.
Porfirio Díaz, retomó el Himno de Francisco González
Bocanegra y Jaime Nunó; varios valses mexicanos se hicieron famosos: “sobre las
olas”, “el adiós”, “ojos de juventud”. La
Revolución desata el nacionalismo, en la ensangrentada campiña, “los
dorados”, “los pelones”; frescas y alegres, “cielito lindo”; satíricas, “la
cucaracha”; apasionadas “la Valentina”, “la Adelita”; nostálgicas la “canción
Mixteca”.
El Mariachi
Se da el nombre al conjunto vocal abajeño, para
algunos el terminó proviene del francés marriage (boda) cuando la intervención
francesa; el musicólogo Hermes Rafael dice que proviene de voces cahítas,
coras, huicholes o tarahumaras y significa violines del cerro o sonidos del
cerro.
El nombre se popularizó en el siglo XX en la ciudad
de México. Los originales incluían dos ejecutantes de violín, uno de guitarra,
uno de vihuela y uno de guitarrón. En 1920 el mariachi usó cuatro violines,
arpa, guitarra sexta, vihuela y guitarrón de golpe (tololoche); le dio difusión
internacional.
El mariachi evolucionó con las trompetas y arreglos
sinfónicos. Su repertorio lo forman sones, piezas clásicas, boleros, marchas,
esta música vernácula ha sido reconocida a nivel internacional.
A partir de la primera década del siglo XX comienzan
a transformarse: visten el traje de charro (mismo que ya usaban las orquestas
típicas desde el Porfiriato), y amplían su repertorio con piezas de diferentes
regiones de la República: sones abajeños, jarabes, corridos, huapangos y
canciones bravías, al estilo de Lucha Reyes. También añadieron la trompeta como
instrumento imprescindible.
Con el auge del cine mexicano las películas de Tito
Guízar, Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís, dieron a conocer el
mariachi así como un México rural idealizado.
El son es una música en la cual se mezclan las
influencias indígenas, españolas y africanas, incluso asiáticas en algunos
casos. Se trata de un género con ritmo de 6/8, cuya instrumentación varía de
región en región. Un conjunto de sones es denominado jarabe, y de este tipo,
existen los jarabes Tapatío, Mixteco, del Valle, Tlaxcalteca, Michoacano, etc.
Además de los ya señalados sones de mariachi, hay son jarocho, huapango, son
abajeño y muchos más. Géneros de aparición más tardía son la jarana y la trova
yucateca, que se cultivan en la península de Yucatán, y que recibieron
influencia caribeña (especialmente del son cubano) e incluso andina (bambuco
colombiano); la chilena, originaria de los estados de Guerrero y Oaxaca, y que
recibió la influencia de la cueca chilena y la marinera peruana.
Así mismo
surge la rondalla, en las clases sociales estudiantiles populares urbanas, en
aquéllas que no podían adquirir los instrumentos de la estudiantina.
Hola Martita, me parece muy interesante el tema que tratas y la forma como lo planteas, la música mexicana orgullo de nuestra gente y esencia de nuestra patria. Muy bien!!! Saludos
ResponderEliminarMe parece muy buena la idea de conocer de donde proviene nuestra música y que significa. muy bien Martha.
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