Durante todo el tiempo Juárez consideró inadmisible que
México fuera gobernado por otra nación; generales liberales, como Mariano
Escobedo, Ramón Corona y Porfirio Díaz participaron activamente en varias
luchas ganadas por su partido, generalmente con apoyo económico de Estados
Unidos, que a su vez quería frenar el avance francés.
“Cuando los liberales tenían ya cierta ventaja, un factor
externo les fue sumamente favorable. El 15 de enero de 1865, Napoleón III,
faltando al acuerdo que tenía con Maximiliano, decidió retirar sus ejércitos de
México, ya que estaba a punto de estallar una guerra entre su país y Prusia.
Además, Estados Unidos había ejercido mucha presión para que los franceses se
retiraran. Ahora bien, con el retiro del ejército francés, Maximiliano se quedó
desprotegido, pues las fuerzas conservadoras para ese entonces eran mínimas.
Poco a poco los liberales recuperaron el país y vencieron a
Maximiliano, quien se encontraba sitiado en la Ciudad de Querétaro. Ante esto,
Juárez ordenó hacer un juicio militar a Maximiliano, mismo que tuvo como
resultado la condena a ser fusilado.
El 19 de junio de 1867, después de tres años de establecido
el Imperio, Maximiliano de Habsburgo y los oficiales conservadores, Miguel
Miramón y Tomás Mejía murieron fusilados en el Cerro de las Campanas, Querétaro.
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