miércoles, 21 de enero de 2015

CUARTA CARTA PAULO FREIRE



No resulta tan sencillo concretizar estas  acciones, en cuanto a explicar que hoy en día estamos obligados a convivir como observadores, sin tomar un lugar preponderante en nuestra propia historia de vida y en la de los demás.
Paulo Freire nos impulsa en este momento para transformarnos,  como un ser en el mundo y con el mundo, donde  nuestras miradas se cruzan en este momento para permitir relacionarnos en iguales condiciones y construir juntos nuestros mundos desde una mirada progresista y producida en base a un consenso de nuestros ideas.
Para construir este camino e irnos reconstruyendo constantemente necesitamos ponernos de igual a igual, negociar nuestros pensamientos  al encuentro y reconocimiento consigo mismo para así ir al encuentro del otro. Este reconocimiento, posibilitará la construcción de nosotros, como una comunidad que aprende, se construye, se desarrolla y reconstruye.
Con estos principios  iniciará nuestra relación, sobre una base sólida, colmada de cualidades que se hacen indispensables  para ser el profesional que los niños y jóvenes de nuestro país se merecen.
Ahora, “ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión, mediatizados por el mundo” (Paulo Freire, 2003).
Nosotros como educadores debemos construir y  tener Humildad,  valentía, confianza  y respeto a nosotros mismos y hacia los demás, reconociendo que nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo, por  lo tanto  en nuestra  comunidad educativa “todos somos importantes y todos podemos ayudar”, sin egoísmos y desconfianzas, porque tenemos que aprender a escuchar al otro y estar abierto a aprender y a enseñar.

El educador que construiremos tendrá amorosidad, con un amor luchador que sienta el derecho de amar, denunciar  y anunciar. Donde mi accionar transciende y los círculos se abren en pos de los derechos del otro.
Nosotros como  educadores debemos tener valentía, educar sin miedos ni prejuicios, ser  conscientes de nuestros actos y no permitir que el miedo nos paralice, ya que al poder controlarlo  es donde nace la Valentía.

Tenemos que ser tolerantes para así poder convivir con lo que es diferente dentro de los límites establecidos, sin entrar en autoritarismos, sino con libertad para a  aprender de lo diferente y a respetar lo que para nosotros es diferente, con disciplina y ética.

Así como lo ha dicho Freire  en este camino surgen las virtudes de decisión, seguridad, la alegría de vivir y el equilibrio entre paciencia e impaciencia, cualidades que debemos cultivar como los educadores  que deseamos ser… saber…y saber hacer.

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