Los niños sometidos a la presión del éxito suelen ser
hipersensibles a la crítica y ante situaciones novedosas reaccionan con excesiva tensión, lo que les
lleva en ocasiones rechazar o abandonar las nuevas experiencias ente el miedo o
no dar la talla.
Muchas veces los chicos, hijos de
papás perfeccionistas prefieren considerar que no lo han intentado o
enfrentarse a la posibilidad de no ser el o la mejor.
Un chico o chica perfeccionista
esta expuesto un estilo familiar perfeccionista, que lo lleva a tener un alto
nivel de estrés a muy corta edad.
Este tipo de padres suelen ser
demasiado autocríticos, se imponen
objetivos laborales y personales muy elevados y a menudo extienden sus
elevadas expectativas hacia las acciones
de sus hijos.
Consideran que su deber como
padres es fomentar el éxito en sus hijos, por lo que tiende a valorar resultados de una tarea más que la dedicación o el esfuerzo
realizado.
Todo este tipo de imposiciones
genera estrés en los hijos, y cuando crecen estresados no potencializan
completamente sus habilidades, gustos, intereses y placeres pues ese perfeccionismo no genera nunca satisfacción por nada.
Es importante impulsar y motivar a los chicos a hacer las cosas
bien, inculcarles la idea de hacer lo correcto y no tanto de ser los mejores en
todo.
Los niños incluso de pequeños
deben tener ciertas responsabilidades pero responsabilidades propias de la
edad.
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