jueves, 23 de octubre de 2014

LAS GRANDES POTENCIAS EUROPEAS DEL SIGLO XIX: INGLATERRA VICTORIANA. LAS REFORMAS ELECTORALES

El sistema político británico estaba controlado por los grandes propietarios rurales y  las altas dignidades de la Iglesia que ocupaban la Cámara de los Lores y poseían la mayoría en la Cámara de los Comunes. Esta Cámara era electiva pero no reflejaba la realidad social británica porque no se elegía por sufragio universal. Pero, además, las circunscripciones electorales resultaban anacrónicas. 


Había distritos (conocidos como “burgos podridos”) con muy poca población que elegían muchos diputados, mientras que las grandes ciudades estaban muy poco representadas o ni tan siquiera eran consideradas como burgos. Se hizo necesaria una reforma electoral profunda. Durante el siglo XIX se aprobaron tres reformas electorales:


a)    La reforma de 1832 fue moderada, aunque dobló el número de electores. Se exigía el pago de una renta para tener derecho al voto. Por otro lado, una parte de los “burgos podridos” perdieron sus escaños y otra parte vieron reducida su representación, mientras que se concedieron escaños a algunas ciudades. Esta reforma consiguió terminar con el monopolio de los propietarios y del mundo rural para permitir la presencia de los representantes de las ciudades y de la industria.
b)     En 1867, Disraeli saca adelante, enfrentándose a gran parte de su partido y con el apoyo de los liberales, una nueva ley electoral. Se amplió el derecho de voto a quienes tuvieran una casa o pagaran un alquiler, por lo que, los obreros cualificados pudieron votar. Por otro lado, se siguieron potenciando las circunscripciones electorales urbanas frente a las rurales.
Colegio electoral británico
(Kalipedia)
c)  La reforma electoral de 1884-1885 fue llevada a cabo por los liberales con Gladstone en el gobierno. Se concedió el voto a los campesinos, ampliándose, de manera sustancial, la base electoral británica. Pero no se trataba aún del sufragio universal porque el voto se vinculaba a tener un domicilio. Los hijos que vivían con sus padres y los criados no podían votar. Además, las mujeres, a pesar de la creciente fuerza del movimiento sufragista, no podían votar.

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