lunes, 13 de octubre de 2014





ESTABLECIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE LA CULTURA PURHÉPECHA O TARASCA
La civilización Purhepecha tuvo su desarrollo a orillas del lago a 2000 metros sobre el nivel del mar. La región no disponía de una gran variedad de recursos, pero los que poseían eran muy abundantes. Las montañas estaban cubiertas por densos bosques de pino, encino y roble. En las partes bajas y en la ribera de la laguna existían tierras fértiles donde se cultivaba el maíz, frijol, amaranto, calabaza y chile. Y en la laguna el charal, el pescado blanco, la akumara y otros peces que se utilizaban como alimento. En invierno la llegada de aves migratorias completaban el recurso tan rico de esta región y que aún siguen prevaleciendo. 1“No se sabe con certeza cuando fue la llegada de los primeros pobladores a la zona lacustre de Pátzcuaro, ni quienes fueron. La relación de Michoacán habla de los grupos sedentarios que existían antes de la llegada de los Tarascos-Uacúsecha, que posteriormente dominaron a los demás pueblos de la ribera”.  Estos grupos no conformaron una unidad política ni cultural. Coexistían distintos pueblos que hablaban diversos lenguajes emparentados con el Náhuatl y el Purhé. Los diferentes y frecuentes conflictos entre los pueblos que avivaban sus divisiones; solo las relaciones de intercambio promovían la unificación cultural de la región. Hacia  el siglo XIII, nuevos grupos arribaron a las regiones procedentes del norte de Mesoamérica, quizá obligados por la sequía y el costo de bandas de cazadores-recolectores, de la que adquirieron algunos de los tantos rasgos culturales. Varias aldeas y oleadas de gente concurrieron en la zona de Pátzcuaro y ocuparon casi todo el territorio disponible. Una de las ultimas migraciones fue la de los Uacúsechas, grupo seminomada que se dedicaba a la caza, la recolección, la agricultura y bajo el mando de su jefe Hireti-Ticátame ingresan a la región lacustre por el norte procedentes de Naranxan, cerca de Zacapu, rápidamente entraron en conflicto con los pueblos de la ribera. El hijo de Hireti-Tacátame, Zicuirancha, se establece en la actual Santa Fe de la Laguna; pero los siguientes gobernantes se trasladan más tarde hacia Pátzcuaro, relacionándose con los pescadores de Xarácuaro. Hijo de Uacúseche e Isleña nace Tariácuri, fundador del poderío Tarasco, desde joven se enfrentaba a muchos pueblos que lo derrotaban y tuvo que abandonar Pátzcuaro para refugiarse en Huata-Pexo, situado en las montañas y de ahí huyó hacia Upapohuato, posteriormente se relaciona con Zurumba señor de Tariaran quien lo manda a una región boscosa desde donde realiza incursiones a tierra caliente mientras tanto, los pueblos aliados en contra de los Uacúsechas se pelean por la posesión de Pátzcuaro.

 1Manzanilla, Linda, López Luján, Leonardo, “Atlas Histórico de Mesoamérica”, Larousse, Pág.198.
2”Tariácuri aprovecha este suceso para conquistar Pátzcuaro, desde donde planea la conquista de todo Michoacán, dividió su territorio entre su hijo Hiquingare y sus dos sobrinos Hirapan y Tangaxoan, quedándose el primero en Pátzcuaro, el segundo en Ihuatzio y por último en Tzintzuntzan. Desde entonces van a ser estas las tres cabeceras principales del imperio Purhépecha”.En los conflictos siguientes someten a Xarácuaro, conquistan Curíngaro sede de sus primeros rivales, destruyen Tariaran y Zirahuen. Finalmente conquistan toda la región lacustre y muchos pueblos en el centro de Michoacán, extendiéndose hacia el sur de Guanajuato y la cuenca del río balsas.
 El sucesor de Tangaxoan fué su hijo Tzitzitpandácuare quien unifica los tres señoríos anteriores y establecen la capital de Tzintzuntzan, a donde llevan los ídolos de Curicaveri y Xarátanga, los dioses protectores de los Tarascos Uacúsechas.
CARACTERÍSTICAS DE LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA, ECONÓMICA Y SOCIAL DE LA CULTURA PURHÉPECHA EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA.
La sociedad Tarasca era muy compleja y estaba formada por esclavos, pescadores, campesinos, artesanos, guerreros, sacerdotes y una poderosa clase dirigente. A la cabeza de la sociedad se encontraba el Cazonci, principal jefe guerrero, juez supremo y gobernante de Tzintzuntzan, subordinados a él se hallaban los señores de las otras dos ciudades que dominaban la región y los dirigentes de los pueblos fronterizos. El Cazonci también dirigía la actividad económica más importante, como lo muestra el hecho que entre los miembros de su corte se encontraran los dirigentes de grupos de trabajadores con diversas especialidades: Albañiles, médicos, fabricantes de herramientas en piedra y metal, ceramistas, etc.
Como en otras sociedades Mesoamericanas, los gobernantes Tarascos llevaban a cabo rituales y actos públicos, cuyo propósito era hacer patente su rango y derecho de gobernar, estaba apoyado por sus dioses. La economía Purhépecha en un principio estaba basada en la agricultura y la pesca principalmente, se ampliaron nuevas actividades y se utilizó el riego en pequeña escala siendo las áreas irrigadas propiedad del Cazonci y de los ejércitos, la guerra se convirtió en la actividad más productiva por medio del cual se obtenía el tributo, fuerza de trabajo sujeta, productos exóticos que no eran posibles conseguir por el intercambio y metales que junto con las salinas eran controladas directamente por el estado, igualmente se desarrollaron actividades especializadas destinadas al culto religioso y a la clase noble dominante, como la plumaria, el trabajo de metales preciosos, la ebanistería de piedras finas, el trabajo de laca y la escultura.
 2 Manzanilla, Linda. López, Leonardo, “Atlas Histórico de Mesoamérica”. Pág.199.

Los tarascos o Purhépechas tenían una sociedad fuertemente centralizada y jerarquizada. En la cúspide se encontraba el Cazonci máximo gobernante con poderes indiscutibles. El petámuti o sacerdote mayor a cargo del culto al dios Curíaueri y juez principal en asuntos religiosos y el consejo formado por un gobernador general, un capitán general de los ejércitos, cargo que a veces tenía el mismo Cazonci y varios principales escogidos para tomas decisiones complicadas. En segundo término se encontraba la nobleza local formando por los caciques locales sujetos a los Purhépechas, los gobernantes de algunas poblaciones emparentados con el Cazonci e impuestos por él, por último los gobernantes militares de las cuatro fronteras del imperio. La nobleza menor eran los acompañantes y sirvientes del Cazonci, los Acanbecha  son los encargados de recolectar el tributo y de organizar los trabajos, los encargados de las fiestas eran los mayordomos, los militares de menor jerarquía y los artesanos especializados. Formando otra clase se encontraban la gente común y los esclavos. El pueblo se general se organizaba en familias extensas que se dedicaban a la producción de alimentos y a veces a la producción artesanal como el trabajo de la lítica, la producción de cerámica, la albañilería, el trabajo de cuero, la manufactura de textiles, etc. Muy debajo de la escala social estaban los esclavos quienes eran destinados al trabajo de las tierras del Cazonci, al servicio de los nobles y a ser sacrificados en las fiestas. La sociedad Purhépecha era rural, las capitales no reunían una población en Tzintzuntzan se calculan alrededor de treinta mil personas, mientras que los pueblos mayores tenían de cinco a diez mil habitantes. Estas poblaciones se agrupaban de manera dispersa alrededor del centro administrativo y ceremonial donde se encontraban los templos y las casas de los gobernantes.
ELEMENTOS DE LA MITOLOGÍA PURHÉPECHA Y SU CONCEPCIÓN DEL UNIVERSO
Para hablar del universo de los Tarascos es hablar de la vida misma, pues todo estaba encaminado a las tres grandes divisiones que hicieron del universo, primeramente era el Auándaro que era el cielo, seguido por el Echerendo que es la tierra y Cumiehchucuaro el inframundo. El Auándaroes es el cielo donde se encuentran las estrellas, el sol y la luna, estas para los Tarascos son deidades que se asocian con algunas aves como son águilas mayores, menores y otras aves inferiores. El Echerendo la tierra, en este lugar residen los dioses terrestres y los dioses del cielo que bajan a convivir con los hombres, estos se hacen presentes en el fuego, el aire, el agua y las grandes rocas, así mismo en los lagos. El Cumiehchucuaro el inframundo, aquí descienden los dioses del cielo y de la tierra, pues toda advocación que muere penetra al inframundo ya que al morir se desatan, pues esto para ellos es el goce de la muerte, la muerte es la verdadera vida es  desatarse y quedarse libre de cualquier mal y esclavización hecha entre los hombres. Cada uno de estos tres planos está dividido en cinco regiones el centro, el oriente, el norte, el poniente y el sur cada deidad es quíntuple, es decir,  que tiene aparte de él  cuatro ayudantes. Cada una de estas regiones tiene su color principal el centro de color azul, el oriente el rojo, el norte amarillo, el poniente blanco y el sur de color negro. Así pues cada una de estas tres regiones tenía a su dios principal, para el Auándaro reinaba Curicaheri el gran fuego y sol, el Echerendo donde predominaba Cuerahuáperi la creadora y Cumiehchucuaro donde reinaba el gran dios Ucumu el dios topo. Esta es la gran trilogía de los dioses y de ahí se deriva la inmensa línea de deidades inferiores. Como deidad de importancia están los dioses celestes que es Cueráhperi el creador y Cuerahuáperi la creadora, ambos significan los que desatan en el vientre; es decir los creadores de la naturaleza como del mismo hombre. Thares Upeme el anciano engendrador, este es el dios más viejo de los Tarascos, pues tiene parecido con Tezcatlipoca de los mexicas, el cual tiene un pie sacrificado y es deidad de la noche, es la luna, y por ello deidad creadora. Thares Upame tiene su recinto de adoracion en comachen, y era uno de los más grandes dioses. “Curicaheri Dios del fuego, este era de gran importancia para los Tarascos ya que era el gran fuego. Curicaheri como gran luminar del cielo, tenía un hijo llamado Huriata, el sol, pero el ser muerte en el poniente por la noche surge el sol joven por el oriente y va hacia la casa de noche a desenterrar el cadáver de su padre. Este dios joven es sin duda Curicaheri el nieto.” Esta es una trinidad del fuego padre, hijo y nieto así pues el fuego se mantuvo en la vida de los Tarascos de manera milagrosa, en el medio de las casas de los papas que eran tres, y el encargado de traer y mandar traer leña para que la hoguera jamás se apagara era denominado Teniente del dios Curicaheri. Ya que estos traían y recolectaban la leña para que se produjera el alimento de los dioses que era el humo (esta acción aún se sigue viendo en los pueblos de la meseta Tarasca humeando sus casas todo el día manteniendo casi siempre la hoguera encendida) y esto hacia llover, así el sacerdote alimentaba a su dios, él les daría de comer a los hombres con la lluvia. Otra ofrenda era el quemar ricas mantas llamadas quapimecua, al igual que inciensos, tabaco y copal. También se le ofrecía sangre principalmente humana, de igual manera el auto sacrificio que consistía en derramar sangre de sus orejas. Los Mexicas y Tarascos de igual manera celebran las fiestas o ritual del fuego nuevo que se realizaba cada 52 años, esto daría comienzo al nuevo siglo y la destrucción del siglo que ha terminado, en Michoacán esto se celebra en Tingambato a 30 minutos de Pátzcuaro, ya que su nombre significa “donde se enciende fuego nuevo”.  3Corona, Núñez, José. La Relación de Michoacán, Balsas, Morelia, Michoacán 1977. Pág. 277.

La casa del sol o de Curicaheri con la advocación de Querenda-Angápeti: que significa “la peña erigida” en el templo tenían su lugar de morada en Zacapu que significa en “donde está la piedra”. Otra deidad era Mano-Uapu es decir el venus Tarasco que era hijo de Curicaheri, y de la diosa Xaratanga (la luna) esto significa el “hijo en movimiento”, a venus también se le denomina dios del mar. También en la mitología Tarasca existían dioses del agua celeste que son cinco y eran hermanos de Curicaheri, ya que eran encargados de la lluvia y eran los siguientes: Chupi-Tiripeme, tiene el color azul y está en la región central. Turipeme-Caeri, está en el sur y tiene el color negro. Tiripeme-Querencha, está en el oriente y es de color rojo. Tirepeme-Xungapeti, en el norte y es amarillo. Turipema-Turupten, está en el poniente y su color es blanco. El sacrificio humano en los Tarascos se daba de dos maneras, a criminales y por sacrificio para agradar a los dioses. La primera se ejecuta de golpe en la nuca por órdenes del juez o el Cazonci. La segunda  a los prisioneros de guerra  con grandes ceremonias, donde los hacían creer y sentirse como dioses pues se les daba un trato muy especial, los embriagaban y les ponían ornamentos muy bellos para que no sintieran la muerte ya que no era cualquier prisionero sino que eran de clase noble para el sacrificio. Cuerauáperi, madre de todos los dioses. Su nombre significa “la que desata en el vientre” es decir, “la que hace nacer”. Esta diosa era adorada en el oriente de Tzinapecuaro y también se le adoraba con toda la creación de la naturaleza. Otro lugar de culto para esta diosa era Áraro, era la que les enviaba alimento a los hombres. Xaratanga era hija de Cuerauáperi y su nombre significa la luna nueva y era esposa de Curicaheri, era venerada originalmente en Xarácuaro y Tzintzuntzan, actuaba también como diosa de la tierra, la vegetación y el parto. El otro paraíso o región del mundo de los muertos ubicada en el sur, en la tierra caliente debió ser llamada Cunuehchucuaro que significa “donde se está con los topos” en la cual se encuentra reinando el dios Ucumu que significa “topo o tuza”, devorador de los plantíos de palmeras. El otro dios que lo seguía era Tthiuime que significa “ardilla negra”, dios de la guerra que llevaba un adorno de plumas blancas, color que es propio del poniente el cual tuvo que haber  reinado donde había maíz, puesto que este grano es su principal alimento. El Apatzin, animal que en Michoacán llaman “oncita”, de cuerpo muy elástico y  pelo muy fino, era el representante de los dioses de la muerte, su imagen estaba en la  piedra del sacrificio, porque a los sacrificados se les quitaba la cabeza y este animal hacia y sigue haciendo lo mismo con sus víctimas, ya que les devoraba solamente las cabezas.



















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